jueves, 27 de diciembre de 2012

La Nueva Era Gustavo Esteva

GUSTAVO ESTEVA LA NUEVA ERA Y la banda siguió tocando. El hundimiento del Titanic era irremediable. Ignorarlo era insensato. Pero la banda siguió tocando.
El montaje del día primero es una ilustración flagrante de esa clase peculiar de ceguera. Mostró la brecha que se ha abierto entre las clases políticas y la gente y reveló también su peligroso desapego de la realidad, la forma irresponsable y miope en que ocuparse de intereses mafiosos a corto plazo implica ignorar la hondura de la crisis económica, social y política en que nos encontramos. El discurso que se tiende actualmente sobre el país muestra los peores síntomas del autoritarismo populista que se ha instalado contra viento y marea. Está concebido como un triunfo irresponsable del optimismo sobre la realidad con la evidente intención de generalizar esa ceguera. La banda seguirá tocando hasta que los instrumentos y los músicos se hundan junto con el barco. Es particularmente difícil no escuchar el estrépito del derrumbe, que se observa en el mundo entero y se precipita muy agudamente en México. Quienes se encaramaron a los dispositivos del poder político, sin embargo, persistirán en esa sordera interesada…mientras les sea posible, por el tiempo que puedan. Pero los demás no podemos seguir haciendo oídos sordos. Necesitamos reaccionar. “Odio decir que se los dije, pero se los dije,” nos dijo el subcomandante Marcos hace unos años. En varias ocasiones los zapatistas nos advirtieron de lo que ocurriría si no reaccionábamos. No reaccionamos. Ocurrió. Describieron en diversas circunstancias el desastre en que hoy nos encontramos. Anticiparon, antes que nadie, la serie de crisis que se han venido sucediendo y la destrucción que traerían consigo en las clases políticas, en el país mismo, en el tejido social… Abrieron con vigor y lucidez opciones de cambio, sin dogmatismos ni imposiciones. No las tomamos. El nuevo llamado del EZLN necesita ser escuchado por cuantos intentan, desde abajo, resistir el horror dominante y crear otra posibilidad. Ojalá lo puedan escuchar hasta aquellos que abrigan aún la fantasía de que podría bastar un golpe de urna para remediarlo todo, quienes sólo pueden pensar y organizarse dentro del marco de los partidos y las instituciones y aún creen que el anticapitalismo es una mala palabra. Es útil mostrar de nuevo que el emperador está desnudo. Podrán atreverse a verlo y a decirlo en voz alta hasta quienes creen que es posible seguirlo negando. Pero mientras resulta inevitable escuchar el estrépito del derrumbe del mundo que muere, entre otras cosas porque el ruido abarca todo y se padece cotidianamente en carne propia, no pasa lo mismo con el estruendo del mundo que resurge.Para escucharlo se necesitan otras orejas. No estamos ante una variante más de lo que conocemos. No es otra vuelta de tuerca, un recodo más de un camino conocido. Es una novedad radical. Sus profundas raíces en el pasado no se dedican a reproducirlo o a realizar, aún peor, el intento imposible de regresar a él. Es otra cosa. Como quedó a la vista el viernes pasado, el mundo nuevo se construye con esperanza, gozo y celebración, a partir de la disciplina que se aprende en un orden propio, autónomo. Sólo así, desde la disciplina orgánica, la que se teje desde abajo por la propia voluntad, es posible plantearse la eliminación del poder y la autoridad coercitivos, la condición en que se usa la posición jerárquica para imponer una acción. En tiempos tan oscuros como los actuales resulta una bendición saber que contamos con ellos. Como dijeron hace tiempo Chomsky, Wallerstein, González Casanova y muchos más, la iniciativa política de los zapatistas es la más radical del mundo y probablemente la más importante. Lo fue ayer, aquella noche del primero de enero de 1994, que detonó una ola de movimientos antisistémicos en el mundo entero y nos despertó. Lo sigue siendo hoy, cuando resultan nuevamente fuente de inspiración para hacer lo que hace falta. Ha llegado el fin de una era. Las pruebas se acumulan todos los días. Nada podrá impedir su conclusión. Pero adquirirá una forma apocalíptica, profundizando la inmensa destrucción natural, social y cultural que ha estado caracterizando su agonía, a menos que seamos capaces de resistir tal horror. Y en estas circunstancias, la única forma válida y eficaz de resistir consiste en crear la alternativa. Nos toca hacerlo. Cada quien en su lugar y a su manera. Necesitamos disolver las relaciones económicas y políticas que nos atrapan en el mundo viejo, conscientes de que la creciente dignidad de cada hombre y cada mujer y de cada relación humana desafía necesariamente todos los sistemas existentes. De eso se trata hoy. gustavoesteva@gmail.com

sábado, 15 de diciembre de 2012

El hedor y el desarroolo, homenaja a Kusch por Mignolo

EL HEDOR Y EL DESAROLLO Walter D. Mignolo, Hong Kong, Mayo 1, 2012 Hay imágenes que quedan, aunque no por el diseño gráfico sino por la imagen que construyen las palabras. La visualidad de las palabras sobre el blanco de la página llevan al lector a construir la visualidad que la palabra sugiere pero que no diseña. De mis lecturas filosóficas primerizas, por los quince años o algo así, me quedan las imágenes de la mañana en que Gregorio Samsa se despierta, en una Checoeslovaquia sombría (esa es la imagen que me queda), descubre y narra con naturalidad que se convirtió en una gran cucaracha. Las segunda imagen, más o menos de la misma época de lecturas, es la de Mersault caminando bajo el sol del Mediterráneo, del lado de África, cielo azul, mar azul, arena blanca, sol rajante, y Mersault mata a un árabe, sin saber muy bien por qué. Mucho después, ya profesor universitario, me quedaron dos imágenes de un libro escrito por un argentino, una de la Puna boliviana y la otra del Cuzco. La imagen del Cuzco ponía en primer plano el hedor. El de La Puna el desarrollo. De la imagen del Cuzco y del hedor, me quedó la imagen de Kusch ascendiendo a la iglesia de Santa Ana y observando los rostros esculpidos por el sol, el viento, el clima seco de las alturas. De La Puna, Kusch mirando la horizontalidad inmensa y seca, escuchando el silencio del abuelo frente a la sugerencia de los asistentes de Kusch de que debería comprar una bomba hidráulica. La bomba hidráulica es indicio de progreso, del progreso que lleva a la pulcritud que supera el hedor. Pero e ahí que al abuelo no ¨siente¨ que el deba ser como los otros quieren que sea. Kusch creó luego la idea de ¨estar siendo¨ para dar cuenta de aquello que en el texto ¨El hedor de América¨ denomina la ¨verdad del hedor.¨ El argumento poético de Kusch nos lleva desde la identificación con el caminante de la ciudad (Kusch) que sube sin aliento y sin oxígeno las escalinatas que lo llevan a la Iglesia de Santa Ana del Cuzco, desde la incomodidad y el miedo además del ¨mal olor¨ para el caminante foráneo, a la ¨verdad¨ de aquello que, para el citadino, es el pasado, la barbarie, el atraso, el subdesarrollo que llama a gritos a la modernidad y la pulcritud, los perfumes de Dolce & Gabbana o las fragancias salvajes de Ralph Laurent. Fue el hedor de París una de las razones que llevó a la invención de los perfumes. Fue quizás el hedor de la burguesía revolucionaria que provocó la necesidad de las fragancias para los cuerpos. Kusch destaca este momento y este contexto: la burguesía que llevó adelante la revolución francesa era, para la aristocracia, como los indígenas andinos para la clase media urbana de Buenos Aires. No obstante, después de 300 años de la revolución francesa, la etno-clase Europea que accedió a los espacios donde se toman las decisiones estatales y económicas, legales y éticas, estéticas y afectivas, usó los perfumes que ella misma había provocado con su hedor. Un hedor que, para la aristocracia, entraba tanto por el olfato como por la moral: gentes avariciosas que aseguraban su identidad y su ser en la acumulación de dinero y de bienes. El hedor burgués frente a la elegancia y la fragancia de la aristocracia y del incienso de la iglesia. Pero he aquí, nos recuerda Kusch, que ¨nosotros,¨ los bonaerenses de clase media descendientes de europeos, somos los hedientos para las burguesías europeas. La fuerza de los argumentos de Kusch, además de su escritura, proviene de reflexionar en la doble frontera del Sur Americano racializado en Europa y el Sur Americano racista con respecto al Indígena y al Negro, que Kusch sólo menciona unas pocas veces, pero que sabe que está. La reflexión de Kusch es una extensa y agónica meditación de la conciencia de inmigrante que a la vez rechaza el ¨querer ser¨ del progreso y del desarrollo. Progreso y desarrollo que en Argentina se extiende desde la ¨organización nacional¨ a mediados del siglo XIX guiada por capitales ingleses e ideologías francesas hasta el momento de la modernización y el desarrollo, a mediados del siglo XX. Este es el momento que provocan las reflexiones de Kusch desde Seduccción de la Barbarie (1952) hasta Geocultura del hombre Americano (1978). ¨El hedor de América¨ es además de una enorme importancia epistemológica, en la medida en que su reflexión se desprende del saber disciplinario. Las disciplinas, podríamos decir siguiendo la reflexión de Kusch, son formas de ser pulcros, académicamente pulcros y anteponer la nota al pie, la seguridad del documento, la confianza del archivo en el que están guardados también los silencios de la historias que no están escritos. Los archivos contienen los documentos de la pulcritud, documentos que han tapado el hedor, aunque los documentos estén polvorientos y huelan a humedad. La reflexión de Kusch, entrenado en el pensar filosófico, parte y se aleja de él. Sin duda que sus reflexiones se deben a su entrenamiento filosófico, a sus lecturas de Heidegger, Hartman, Nietzsche, Hegel, Marx, etc. Pero son reflexiones que sólo se pudieron dar como se dieron en el momento en que Kusch desobedece, vuelca en una total desobediencia epistémica y ontológica y reflexiona a partir de la experiencia en vez de sujetar la experiencia a los dictados de las disciplinas. Sus reflexiones parten de su piel, de sus sentidos, de su corazón en última instancia (así es como los Náhuatls en el antiguo México concebían el ¨lugar¨ del conocimiento) que luego la mente traduce en narrativas y argumentos codificados en la larga historia de la educación universitaria. ¨La teoría del vuelco¨ que describe en Pensamiento indígenas y popular en América es una descripción de la epistemología aymara que se refracta sobre su propia teorización. Es decir que Kusch no describe la teoría aymara del vuelco a partir de las teorías filosóficas alemanas o francesas, y del saber greco-latino, sino que la descripción de la teoría aymara del vuelco le permite construir su propio vuelco filosófico: así se desprende y desobedece la tiranía disciplinaria. Piensa, se piensa caminando en la extrañeza del hedor. No piensa y describe el hedor ahí afuera, como lo harán los estudios de áreas al servicio del desarrollo, sino que describe al pensarse pensando en lo que describe. La antropología y los estudios de áreas son las disciplinas mutiladas por los análisis de Kusch. Ambas disciplinas fueron y son agentes del desarrollo y de la modernidad. Ello no quiere decir que antropólogas y antropólogos actuales no sean conscientes de este hecho y que estén trabajando para superarlos. No obstante, el golpe fuerte de Kusch, más allá de la contribución que puedan hacer antropólogos y antropólogas profesionales, es haberse desprendido del ¨estudio¨ disciplinario para simplemente ¨pensar¨ y ¨pensar¨ significa aquí no solo analizar lo que está ahí, como hacen los científicos sociales, sino reflexionar a partir de lo que me provoca de aquello que está ahí. Kusch invierte de esta manera la larga e imperial historia de la epistemología moderna, Europea por cierto, afincadas en la teología durante el renacimiento y en la filosofía secular y la ciencia a partir de la ilustración. Una necesidad en definitiva puesto que Kusch no lo dice pero está implícito en su análisis, la fundación del saber en Europa, del renacimiento a la ilustración, fue la fundación de un saber que respondió a su propia existencia, un saber que se construyó para ahuyentar el hedor de brujas y alquimistas, de sarracenos y paganos, de indios y negros africanos. La continuación de los saberes pulcros que la modernidad Europea ha legado, se manifiesta en la subjetividad misma de Kusch de la que parte su reflexión: filósofo por educación, educado en la pulcritud epistémica, se enfrenta de pronto no sólo con el hedor del olfato, sino con el hedor de un saber que no sabemos y que nos amenaza. ¨Nosotros¨ que creímos en la pulcritud epistémica desde la que podíamos controlar el ¨saber universal¨ (Hegel) nos encontramos de pronto con el hedor epistémico que nos amenaza, que se nos escapa, que no podemos controlar. Ese momento agónico es el momento que provoca la reflexión de Kusch a partir de la caminata hacia la iglesia de Santa Ana del Cuzco. En suma, llevando la reflexión de Kusch al extremo, el hedor en las calles del Cuzco nos lleva a pensar en el hedor epistémico del pensar Americano frente a la pulcritud del pensar Europeo. Y no pensemos que se trata de binarismos construidos por la pulcritud epistémica, precisamente para alejar el hedor cognoscitivo. Lo que comprendemos a partir de Kusch es que cualquier pensar que no se organice y exprese en las seis lenguas europeas imperiales modernas, basadas en el griego y el latín, es para la pulcritud y el desarrollo, el pensamiento del hedor, del color, pensar en lenguas bárbaras. Kusch no creció hablando aymara. Hijo de padres alemanes y nacido en Argentina, nos hace suponer que el alemán no le fue extraño y que el castellano no pudo evitarlo. El aymara, en cambio, fue para él una necesidad, la necesidad de ultrajar el pensar que se le impuso a través del alemán y del castellano. Los legados epistémicos y éticos (en la medida en que su opción conlleva una ética), son legados fundamentales para el siglo XXI, siglo en el que el hedor de tres partes del planeta está asentándose sobre la pulcritud de un cuarto de la población del planeta que lo fue controlando durante quinientos años. Esto lo escribí en Hong Kong, donde la pulcritud de la arquitectura del desarrollo convive con los hedores de las pequeñas calles, lugares escuetos y ocultos para los cuerpos que son usados por el desarrollo. Curiosamente, en el hedor se respira el vivir, cuerpos vivos que comunican, en el ajetreo del día cuando las comidas se sirven entre comensales abarrotados, y en las noches cuando se desciende desde Soho hasta Queen Elizabeth Road, hora de limpieza y orden pero no el de la pulcritud de Pekin St o de TST. En cambio, en la pulcritud del desarrollo de Hong Kong Central, la visualidad de la arquitectura y de los gigantescos afiches de Luis Vuittron y Giorgio Armani, surgen como los dioses del desarrollo que controlan los cuerpos autómatas, perfumados y bien vestidos, que trajinan como robots enganchados en los celulares y en la radio de bolsilla que llena los oídos de música y distrae los ojos del vivir y del pensar.

martes, 23 de octubre de 2012

Naciones Unidas Derechos Campesinos 2012

El Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas adoptó una resolución histórica haciendo alusión a un nuevo instrumento para los derechos de una población estimada en 1,2 mil millones de campesinos y campesinas y otras personas que trabajan en las zonas rurales. La resolución (A/HRC/21/L23) es monumental a la luz del papel fundamental de las comunidades campesinas para la producción de alimentos y también en el trasfondo de problemas contemporáneos como los crecientes conflictos por la tierra, el agua, los precios de alimentos y las crisis climáticas. La resolución del Consejo de Derechos Humanos fue aprobada el 27 de septiembre, después de que 23 Estados miembros votaron a favor, 15 se abstuvieron y nueve votaron en contra del texto. La resolución se basa en el informe del Comité Asesor del Consejo de Derechos Humanos de la ONU titulado "Estudio Final del Comité Asesor de la Comisión de Derechos Humanos sobre el avance de los derechos de los campesinos y campesinas y otras personas trabajadoras en las zonas rurales" (A/HRC/19 / 75). Este estudio fue aprobado por este órgano sobre el derecho a la alimentación en la 19 ª reunión del Consejo de Derechos Humanos (marzo de 2012). En esta sesión, la resolución sobre el derecho a la alimentación fue adoptada por consenso. Esta ha sido una lucha larga y reñida de La Vía Campesina para romper con la discriminación hacia el campesinado y para poner sobre la mesa alternativas que pueden utilizarse como parte del mandato de la ONU. Las Naciones Unidas establecieron un estándar para la promoción y protección de los derechos humanos de campesinas y campesinos. La resolución sobre los derechos de las personas campesinas sigue el espiritu de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas. En el artículo 1, se proporciona una definición de las personas campesinas y otras personas trabajadoras en las zonas rurales. Se reafirman sus derechos a la vida y a un nivel de vida adecuado (art. 3); sus derechos a la libertad de asociación, de opinión y de expresión (art. 12) y sus derecho a tener acceso a la justicia (art. 13). Además, reconoce nuevos derechos que podrían reforzar su protección contra la discriminación. Estos incluyen el derecho a la tierra y territorio (art. 4), el derecho a las semillas y el conocimiento tradicional y las prácticas agrícolas (art. 5), el derecho a los medios de producción agrícola (art. 6); el derecho a la información y a la tecnología agrícola (art. 7); la libertad para determinar los precios y los mercados para la producción agrícola (art. 8); el derecho a la protección de los valores agrícolas locales (art. 9); el derecho a la diversidad biológica (art.10) y el derecho a preservar el medio ambiente (art.11). El clamor por este reconocimiento y una mayor protección de los derechos de campesinas y campesinos ha sido un proceso de abajo hacia arriba. Este proceso se inició en Indonesia hace 12 años, cuando un miembro de La Vía Campesina, Serikat Petani Indonesia (SPI) llevó la iniciativa a nivel regional e internacional. La Declaración de los Derechos de las Campesinas y Campesinos se produjo durante la Conferencia Internacional de Derechos Campesinos en 2008 en Yakarta. Después de consultar a sus miembros en todo el mundo, La Vía Campesina llevó la iniciativa a las instancias de las Naciones Unidas. Con la aprobación de esta resolución, la ONU reconoce que la cuestión del hambre no se pueden abordar sin la interlocución del campesinado. Las personas campesinas tienen un papel clave en la solución del hambre, la pobreza y los problemas relacionados con el clima. Esta resolución reconoce que la ONU debe participar en un proceso de deliberación entre las naciones, con las comunidades campesinas y otras personas trabajadoras en las zonas rurales. Además, la ONU también establece tareas específicas para los gobiernos nacionales con el fin de poner en marcha programas y políticas que promuevan la soberanía alimentaria, mejoren los medios de vida rurales y protejan a los campesinos y campesinas. Los gobiernos nacionales están legalmente reconocidos como actores responsables en la protección de los derechos humanos, especialmente en relación con los alimentos y los medios de subsistencia de campesinas y campesinos. Si hay actores extraterritoriales que provocan problemas relacionados con los factores mencionados anteriormente, es el estado nación el primer actor que debe responder. Finalmente, la resolución también significó que ahora la ONU reconoce a campesinos y campesinas y otras personas que trabajan en las zonas rurales como actores y partidos con derechos humanos que defender. El reconocimiento completo cubre a los pequeños agricultores y trabajadores agrícolas –mujeres y hombres, pueblos indígenas, campesinas y campesinos sin tierra de todo el mundo, las comunidades de pescadores y a los diferentes grupos que trabajan en las zonas rurales y, en particular, a las mujeres y hombres campesinos, pequeños propietarios, trabajadores sin tierra, pescadores , cazadores y recolectores. Henry Saragih, Coordinador General de La Vía Campesina señaló: "La importancia de esta resolución para los campesinos y campesinas y, en general, para la agenda de los derechos humanos, no se puede subestimar. Adoptando esta resolución, estamos dando otro paso importante hacia la promoción y protección de los derechos de campesinas y campesinos – y hacia los derechos humanos y las libertades fundamentales de todas las personas. " Sin embargo, advirtió que, "A pesar de este progreso, los campesinos y campesinas todavía se enfrentan a la marginalización, la pobreza extrema y otras violaciones hacia sus derechos. A menudo se nos criminaliza, y representamos el segundo grupo más vulnerable a la hora del peligro de perder la vida debido a nuestras actividades en defensa de los derechos humanos, los derechos sobre la tierra y los recursos naturales. Por otra parte, los campesinos y campesinas deben enfrentarse a problemas específicos en materia de acceso a la justicia para la protección contra actos que violen sus derechos fundamentales, conllevando a situaciones de impunidad generalizada ". La embajadora Angélica Llanos de Bolivia dijo en su discurso de entrega de la resolución en el Consejo: "El hambre, como la pobreza, son todavía un problema predominantemente rural; y en la población rural son aquellas personas que producen los alimentos quienes han sufrido de manera desproporcionada, sobre todo en los países en desarrollo. El Comité Asesor concluyó en su último estudio que los instrumentos internacionales de derechos humanos siguen siendo insuficientes para proteger plenamente los derechos de los campesinos y campesinas y otras personas que trabajan en las zonas rurales ". La República Plurinacional de Bolivia emitió por primera vez un proceso de resolución y de seguimiento para la protección especial de los campesinos y campesinas dentro de los mecanismos de derechos humanos – en un trabajo conjunto con Sudáfrica, Ecuador y Cuba como grupo central dentro de este proceso. Por último, la resolución estipula que el Consejo de Derechos Humanos de la ONU tomó la decisión de establecer un grupo de trabajo intergubernamental con el mandato de negociar, concluir y presentar al Consejo de Derechos Humanos un proyecto de declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los campesinos y campesinas y otras personas trabajadoras en las zonas rurales, sobre la base del borrador presentado por el Comité Asesor. La Vía Campesina celebra la resolución y comparte con este grupo central su determinación para desarrollar el mecanismo de protección. El Movimiento Campesino Internacional continuará a acumular cooperación internacional con los Estados, la sociedad civil y todos los actores y partenariados relevantes e interesados en la contribución activa y constructiva de esta iniciativa. Ésta es en realidad una pequeña victoria para campesinas y campesinos alrededor del planeta. Nuestra lucha continua. La Via Campesina Via Campesina is an international movement of peasants, small- and medium-sized producers, landless, rural women, indigenous people, rural youth and agricultural workers. We are an autonomous, pluralist and multicultural movement, independent of any political, economic, or other type of affiliation. Born in 1993, La Via Campesina now gathers about 150 organisations in 70 countries in Asia, Africa, Europe, and the Americas. International Operational Secretariat: Jln. Mampang Prapatan XIV no 5 Jakarta Selatan, Jakarta 12790 Indonesia Tel/fax: +62-21-7991890/+62-21-7993426 Email: viacampesina@viacampesina.org

jueves, 10 de mayo de 2012

Homenaje a Arturo Roig

CABALGANDO CON ROCINANTE O DE LA AVENTURA DE PENSAR Y ESCRIBIR DESDE NUESTRA AMÉRICA En memoria del filósofo Arturo Andrés Roig por Marisa Muñoz Profesora de la UNCuyo/Investigadora del CONICET “¿Qué se puede esperar que diga alguien que se ha dedicado toda su vida a la filosofía? ¿Que es ‘filósofo’?”. Estas preguntas se hizo Arturo Roig cuando fue nombrado Profesor Emérito en el 2003 por la Universidad Nacional de Cuyo. Llevaba más de medio siglo poniendo en ejercicio un filosofar arriesgado, tanto por la elaboración conceptual como por eHomenaje l compromiso social y político que caracterizó su praxis intelectual. Así lo testimonia hasta el final su mesa de trabajo repleta de proyectos: la reedición de su Platón, en el que un prólogo sin terminar no fue más que una expresión de sus diálogos inacabados con el maestro griego; un texto que integraría una edición en España de la obra de su padre Fidel Roig Matons, catalán republicano, pintor y músico, de quien heredó hábitos austeros y una especial sensibilidad ante el mundo de la cultura. Estaba empezando a organizar el tercer tomo de la literatura mendocina, sistematizando materiales que había logrado reunir en perseverantes jornadas en la Biblioteca San Martín y en diarios mendocinos del siglo XIX y XX y había separado también, textos de y sobre Rousseau, pues pensaba coordinar un dossier en la revista mendocina Estudios de Filosofía Práctica e Historia de las ideas. También estaba corrigiendo la traducción de su libro Teoría y crítica del pensamiento latinoamericano que será publicado próximamente en Francia. Asimismo, dos proyectos de largo aliento estuvieron presentes en este último tiempo: escribir sobre Manuela Sáenz y las lecturas ilustradas de la época, y su libro Cabalgando con Rocinante, del cual existe un plan de trabajo y algunos capítulos escritos. Una de las secciones está dedicada a trazar genealogías tales como: “Desde 2 Demócrito hasta el Popol Vuh”, “Desde Lilyth hasta Rigoberto Menchú” y “Desde Rousseau hasta el Che Guevara”. Lo que acabamos de describir no es omnipotencia, no, es pasión, una inmensa pasión que lo sostuvo hasta su partida y que cualificó, sin lugar a dudas, sus modos de transitar los caminos de la filosofía. La filosofía no se le presentó como un saber ajeno al quehacer social, ésta consistía, para Roig, en un “saber de vida” que le permitía no pensarse por fuera de los grupos o movimientos emergentes de nuestra América. En este sentido, podemos decir que sin dejar de sostener con rigor sus investigaciones y propuestas de orden teórico-metodológico, lo académico siempre supo ponerlo en su lugar. No tuvo temor de enunciar ciertas palabras prohibidas, tanto desde las academias como desde las formas ideológicas que ha ido adoptando el capitalismo en nuestros días a partir de la globalización neoliberal. Nos referimos al rescate de las categorías de sujeto, alienación, humanismo, vistas en el marco de nuestra propia historia pero sin perder de vista otras que son como una especie de bisagra para la reflexión: tal es el caso de la categoría de “condición humana” que conlleva dentro suyo otras no menos importantes, como las de existencia, cuerpo, mundo, lenguaje. En ese empeño de elaborar y proponer categorías filosóficas articuladas a una historia social fue produciendo en su trayectoria intelectual una especie de enriquecimiento semántico de sus propios conceptos. Estamos pensando en las nociones de “sujetividad”, “a priori antropológico”, “función utópica”, “universo discursivo”, “moralidad de la protesta”, “civilización y barbarie”, las que lejos de quedar constreñidas en su significación se fueron actualizando tanto desde una apertura a la historicidad como desde sus intereses teóricos. La categoría de “a-priori antropológico” que aparece desplegada en su libro Teoría y crítica del pensamiento latinoamericano (1981), es un ejemplo de lo que venimos diciendo y es, a nuestro entender uno de los ejes sobre el que se articuló su obra. Su construcción conceptual puede remitirnos a la lectura y diálogos críticos sostenidos con filósofos como Kant, Hegel, Spinoza y Marx, junto con las referencias a Platón y otras escuelas de la antigüedad como las de los estoicos, cínicos y epicúreos. Asimismo le proporcionaron claves de interpretación para sus indagaciones sobre nuestra historia de las ideas, en que aparecen pensadores latinoamericanos como Juan 3 B. Alberdi, Simón Rodríguez, José Martí y José Carlos Mariátegui, por nombrar algunos de los más frecuentados en sus escritos. Pero esto sin dejar de tener en cuenta que los autores mencionados aparecen convocados por Arturo Roig en la medida en que pueden contribuir a responder a sus propias interpelaciones y proposiciones teóricas. La “voluntad de fundamentación” que recorre sus escritos no olvida lo complejo de la constitución de los sujetos sociales y lo obliga a tener cierta vigilancia respecto de las tendencias a esconder o sustancializar a los sujetos. La dimensión antropológica que es recuperada en sus elaboraciones filosóficas se afirma a partir de la historicidad, es decir, de la capacidad de creación de propia historia por parte de los actores sociales en su autoafirmación y emergencia. La formulación de un “a priori antropológico” así como la de un “nosotros/as” remite a sujetos empíricos en el marco de una “ontología social” que se cuida permanentemente de no caer en ontologismos como meras máscaras ideológicas. Así, para Roig los modos de “ejercicios de sujetividad” se darán inevitablemente mediados por los lenguajes, por los discursos, por la corporalidad, atravesados por las tensiones entre “ser” y “deber ser” presentes en la sociedad que remiten a un hacerse y un gestarse de esos sujetos que no podrán entenderse sin la matriz social que los constituye. Pero si la cuestión del sujeto y las formas de sujetividad ocuparon un lugar central en su obra, la categoría de sujeto no se disolvió con la crítica sino que la fuerza se centró en mostrar su complejidad, denunciando, asimismo, tanto una construcción trascendental de la misma como su negación u ocultamiento en la fragmentación desde la cual pasó de ser sujeto a transformarse en “sistema”. No hay sujetos absolutos –nos dirá Roig- ni abstractos, ni ideales. En este sentido, la “sujetividad”, en tanto construcción categorial nos devuelve a los “sujetos situados”, cuyas voces se enuncian en el discurso pero no de modo transparente. Así como hemos señalado la importancia de la categoría de sujeto en su obra también debemos decir que no quedó afuera la problemática de la “subjetividad”, pero que en determinado momento pareció ser desplazada por la exigencia de la constitución de un “yo social”. Los procesos de liberación, dentro de los cuales Roig quiso entrever las formas de emancipación, los leyó como expresiones de emergencia, en las que el “yo” se resiste a ser pensado como mera individualidad. La emergencia, en este sentido, no niega lo subjetivo, sino que necesariamente lo incluye. Pensemos 4 en la pasión, el amor, la emoción, el sentimiento, como horizontes de vida presentes en los ejercicios sujetivos. No hay una praxis real y completa si se escinde lo sujetivo de lo subjetivo. Vivir la vida plena, para nuestro filósofo, no es sólo posible sino que es un derecho, un ejercicio que todos y cada uno de nosotros y nosotras podemos llevar a cabo en medio de las contingencias de la vida. Otro de los temas de los cuales se ocupó es el que denomina como una moral de la emergencia, especialmente en su libro: Ética del poder y moralidad de la protesta (2002), surgido en la fragua de esos conflictivos años de nuestro país. El rescate de una moral que no puede desconocer la conflictividad social desde la cual emerge parte de un enfrentamiento entre lo subjetivo y lo objetivo y se revela como una protesta contra el ejercicio del poder. El esfuerzo de Roig se encaminó a rescatar la sujetividad como un modo de expresión, de emergencia, frente a situaciones opresivas y deshumanizadoras. Los ejercicios de la sujetividad-subjetividad han sido puestos en juego en distintos momentos de nuestra historia como expresión y respuesta contra las diversas formas de alienación de los seres humanos y como afirmación de la dignidad como necesidad esencial. Denunciar las políticas epistémicas que están a la base de todo planteo ético-moral fue una tarea que Arturo Roig emprendió, no dejando que la presencia de los sujetos sea negada desde instancias teóricas que esconden intereses ideológicos tales como la apelación a una naturaleza humana, el planteo de una ética del deber, las falsas contraposiciones entre universalistas y comunitaristas y otros planteos o contraposiciones estériles que sólo pueden contribuir a la desocialización de la moral. Roig interpeló los conflictos actuales con profundidad y compromiso: el impacto de la globalización neoliberal, las políticas del capitalismo en su fase actual, así como también la construcción de una democracia participativa, la problemática del género, el lugar de la sociedad civil, en suma, el divorcio entre el derecho y la justicia. Indudablemente su obra inacabada, se ubica en un rescate del ser humano como sujeto moral ponderando los momentos de emergencia. Si hacemos un repaso histórico podríamos decir que en la década del `70 él asumió una decidida posición filosófica y política en clave liberacionista. Su pionero y creativo trabajo en el campo de la Historia de las ideas iniciado en la década del 60 y continuado de modo ininterrumpido se articuló y profundizó en el marco de nuevos 5 procesos sociales, políticos y culturales que acontecieron en la Argentina y en América Latina. Esta instancia puede ser enunciada como el pasaje de una filosofía entendida como teoría de la libertad al planteo de una “filosofía de la liberación” luego formulada desde una teoría y crítica del pensamiento latinoamericano. No menor fue el esfuerzo dedicado a la reforma de estudios universitarios que corrió paralelo a la elaboración de una nueva doctrina pedagógica participativa afín al espíritu de la Reforma de 1918 y a la pedagogía de origen krausista de fuerte presencia en Mendoza. La renovación de la historia de las ideas y de la historiografía filosófica de esta etapa se configuró con la lectura crítica de los presupuestos de la filosofía hegeliana de la historia y el rescate de la problemática de la alienación en clave histórico-social. En este sentido las lecturas del filósofo argentino Carlos Astrada y del francés Henri Lefebvre fueron fundamentales no sólo por su crítica a las consecuencias de la filosofía hegeliana sino por el redescubrimiento de los Manuscritos económicos filosóficos de 1844 de Carlos Marx y la concepción antropológica que éstos suponían. La crítica radical a las “filosofías de la conciencia” contempló la tarea de ampliación teórica y metodológica en el ámbito de la historia de las ideas y la filosofía latinoamericana que propuso Arturo Roig, en la que podemos señalar algunos momentos: la incorporación del análisis de lo ideológico en el discurso filosófico y el intento por correlacionar el “discurso filosófico” con el “discurso político”; la investigación de la narrativa desde la problemática de la cotidianidad y la equiparación entre literatura fantástica y discurso político; el análisis de la filosofía de la historia desde el punto de vista de una teoría de la comunicación; la propuesta de una teoría del discurso junto a la elaboración de la categoría de “universo discursivo” y la incorporación de la problemática de los “discursos referidos”; la ampliación de las funciones del lenguaje y la identificación de la función epistémica o fundamentadora del discurso; el análisis de la “función simbólica” y la propuesta de una simbólica latinoamericana; la identificación de la “función utópica” del discurso; las categorías sociales, su naturaleza y su función de ordenación semántica del universo discursivo; el problema mismo de la constitución de una historia de las ideas con sus alcances teóricos y epistemológicos y la búsqueda de una definición de la Filosofía latinoamericana. 6 De hecho todas las instancias señaladas fueron estudiadas mayormente en los grandes pensadores latinoamericanos del siglo XIX y dieron lugar a una nueva e inédita revisión de nuestras ideas desde marcos filosóficos renovados. Su teoría del sujeto y de la subjetividad, de la que hemos dado ya cuenta, junto a los trabajos de una filosofía práctica planteada en términos de una “moralidad de la emergencia” en América Latina ha dejado suficientemente argumentada la inescindible relación de la filosofía con un marco ético y político. La filosofía tal como la entiende Arturo Roig parte de un compromiso vital y se nutre del deseo de emancipación. Su pensamiento y magisterio fecundo se evidenció en la producción de nuevas reflexiones y creaciones. En este sentido, su obra es un impulso para pensar y para comprometernos en un horizonte común de dignidad humana. Filosofar para Arturo Roig fue una gran aventura que implicó riesgos y tomas de decisiones que muchas veces adoptaron un signo trágico. No podemos evitar imaginarlo montado a su Rocinante, símbolo de la utopía que sostiene al jinete aun cuando esté acechado por la desesperanza. Siempre valió la pena recorrer los caminos del pensar y escribir, alimentado por ansias de justicia y dignidad, rescatando y dibujando una antropología de la emergencia. Y ya para terminar, quisiéramos citar unas palabras de Arturo Roig, que ilustran una vida: la de él, aunque estrechamente ligada a un nosotros, del que siempre se sintió parte: “Ya lo dijo José Martí: ‘El hombre se mide por el poder de erguirse’, así como se hace plenamente humano cuando entiende que la vida es aventura, así como que vida y muerte son inescindibles y esta última es la que nos empuja precisamente en nuestros intentos y riesgos por lo mismo que hemos de dejarla construida. Constantemente pasa delante nuestro, cabalgando, la sombra de Don Quijote… ‘Llevo al costado izquierdo -decía el autor de Nuestra América- una rosa de fuego que me quema, pero con ella vivo y trabajo, en la espera de que alguna labor heroica o por lo menos difícil me redima’. ‘Siento en mis talones las costillas de Rocinante’ –les escribió el Che Guevara a sus padres antes de su muerte. Si el capitalismo ha impuesto una eticidad mercantil, los pueblos han de construir una moralidad de protesta y emergencia

martes, 24 de enero de 2012

Reflexiones sobre el corte Miguel Teubal


Reflexiones sobre el corte del Famatina
Miguel Teubal
El corte en el Alto Carrisal se transformó en una pueblada de enormes proporciones, un acontecimiento político que seguramente marcará un antes y después no solo para La Rioja sino también para toda la región cordillerana de nuestro país. Ya los gobiernos provinciales, en especial el riojano, no pueden afirmar que se trata de un corte impulsado por unos pocos “ambientalistas fundamentalistas” que confunden a los pueblos; o que están liderados por unas mujeres “perturbadas” incapaces de ver las presuntas bondades de la minería a cielo abierto. La masividad misma del corte desmiente todas estas presunciones: el pueblo entero no quiere la minería a cielo abierto, no quiere que se saquee y se contamine el agua, no quiere que se dinamite el Famatina y se impulsen los enormes pasivos ambientales y sociales que esta actividad indefectiblemente genera. En fin, no quiere cambiar una forma de vida muy valorada. Tampoco quieren desaparecer los agricultores, grandes, medianos y pequeños, lo cuál ocurriría si se cumplen los diseños oficiales respecto de la minería.
El corte es también un acontecimiento porque pone de manifiesto la oposición existente en todo el país a este tipo de minería. En efecto, se ha nacionalizado una problemática que hasta ahora parecía circunscripta a unas pocas provincias del interior, o que era del interés de pocos personas y escasos políticos. De ahora en más la minería a cielo abierto no podrá dejar de considerarse un tema de interés nacional que nos afecta a todos. Seguramente, algunos políticos que hasta ahora no fueron capaces de visualizarlo como tal van a querer entrar al ruedo del debate. Pero lo importrante es que el pueblo mismo lo sienta como un problema de todos.
Existen también otras consecuencias: el corte es un factor que contribuye a la ampliación de los márgenes de la democracia. Constituye uno de los tantos mecanismos de la democracia participativa que Boaventura de Souza Santos señala como necesarios para que los pueblos europeos superen su propia autoflagelación frente a la crisis mundial. Según Santos se puede profundizar la democracia introduciendo elementos de una democracia participativa que hasta hora estuvieron ausentes. Creemos que la pueblada actual contribuye a la democratización de la democracia; pone sobre el tapete la confrontación de ideas y problemas que van mas allá de aquellas encapsuladas en las instituciones formales de la democracia. No basta con votar en elecciones, y luego dejar que los gobernantes decidan cómo administrar el interés común. La democracia es un proceso contínuo, los debates y las discusiones son fundamentales y no deberían circunscribirse a las decisiones unilaterales de unos pocos, por más que hayan adquierido un caudal de votos importantes. El gobernador Beder Herrera ganó la votación en su provincia, en donde se presentaron una infinidad de listas colectoras, en un proceso electoral en el que según se nos informaron in sito casi no se debatió el problema de la minería. El caudal de votos obtenido no significa que automáticamente se hubiera obtenido la “licencia social” requierida para impulsar este tipo de minería en su provincia. La masividad del corte muestra que la licencia social no existe para este tipo de mineria en su provincia. Se puede presumir que igual tesitura lo plantean mendocinos, sanjuaninos, jujeños, y – ya hace tiempo que lo hacen –catamarqueños enfrentados desde hace varios años con las nefastas consecuencias de la minería a cielo abierto.
Lo que está en juego es la democracia. La liga de gobernadores sienten que pueden imponer sus decisiones, en torno a la minería simplemente porque ganaron las elecciones. La reacción del pueblo riojano, los desmienten: no existe licencia social para este tipo de minería, y todos debaten y conocen las razones por esa oposición. Los riojanos saben muy bien lo que les espera si dejan operar a las mineras en su provincia, y lo que también les puede suceder a los pueblos de las otras provincias cordilleranas del país.