jueves, 29 de abril de 2010

Debates de Otros Bicentenario: Gualeguaychú


Jueves 29 de Abril de 2010
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23/04/2010 | Norma Giarracca
Debates del (Otros) Bicentenario:las enseñanzas de Gualeguaychú

El conflicto territorial que incluye el río Uruguay y la disputa de la población de Gualeguaychú con los actores económicos internacionales (la pastera Botnia) terminó en un desencuentro de dos naciones latinoamericanas y con el pedido de mediación por parte de la Argentina, a una Corte Internacional ubicada en Europa que da su fallo en francés e inglés.
Muchas veces tratamos de facilitar la comprensión del sentido de conceptos como “colonialidad”, diferenciándolo de la situación “colonial” que en estas tierras se comienza a desactivar aquel Mayo de 1810. Gualeguaychú y el fallo de La Haya, constituyen una situación para reflexionar desde estos paradigmas de la “colonialidad”.

Superada la autoridad colonial (1810 Argentina y 1825 Uruguay), se forman gobiernos de criollos pero una matriz de dominación y autoridad que permean mundos sociales y de vida, permanece hasta hoy. Entramando social, cultural, político encaminado hacia estas nuevas construcciones que denominamos “colonialidad” del poder, del saber y del ser. América Latina, una invención europea, fue formando distintas unidades políticas territoriales (México, Argentina, Uruguay…), diversas historias en relación con el poder colonial de turno (España, Gran Bretaña, EEUU, el orden global) e incorporando en distintos niveles a las poblaciones originarias y de descendencia africana, que pasaron a ser “mexicanos”, “uruguayos” o “argentinos” equiparados aparentemente –ya que había fuertes jerarquías sociales y étnicas- a blancos y criollos.

Después de casi 200 años, en la década del noventa hubo un quiebre en este proceso y fue cuando los movimientos indígenas del continente irrumpieron en la escena pública para conformar un importante actor social y político.

América Latina esa parte de Abya Ayala, está avanzando en procesos “decoloniales” y lo hace desde las poblaciones, tanto las indígenas, afrodescendientes como todas aquellas otras que se oponen a esta modernización colonial, devastadora y contaminante; se oponen a este desarrollo extractivista, sordo a las hostilidades climáticas y geológicas que alertan para que “cambiemos o erremos” (como decía Simón Rodríguez ayer y Evo Morales hoy).

Gualeguaychú comenzó siendo una asamblea binacional hasta que los uruguayos decidieron sentirse “modernos y desarrollados” dentro del modelo extractivo. Las poblaciones de este lado del río continuaron en una tenaz lucha para que la pastera Botnia no se instalara y luego para que se marchara.

La lucha de Gualeguaychú debe inscribirse en esas demandas que parecen imposibles hoy pero que preanuncian algo importante que tarde o temprano se comprenderá: este desarrollo extractivo al que nos han condenado los poderes que configuran la geopolítica internacional, nos arrebata el presente y el futuro. No es sólo una cuestión de medio ambiente.

En los tiempos de la independencia, ese criollo lúcido que fue J. G. Artigas, en defensa de su territorio y contra los avances imperialistas, propuso la creación de una “Patria Grande Federal”, con integración regional pero conservando la autonomía de las provincias, una patria independiente del poder económico extranjero y con un gobierno republicano.

Ese modo de pensar más allá de lo que existía, armarlo, mostrar opciones “decoloniales” y pelear por él, termina cuando los portugueses ayudados por Buenos Aires se imponen a su proyecto que a esa altura lo llevaba adelante una vasta y pluriétnica población de ambos lados del río.

Hoy como ayer, las opciones son semejantes: o comenzamos a mirarnos en el espejo correcto que nos devuelva una imagen de lo que somos, lo que fuimos, de dónde venimos, o seguimos usando la imagen que nos otorgan los poderes coloniales. Ese espejo que nos regresa una imagen distorsionada de lo que somos, que nos miente, prometiendo lo que nunca tendremos, y nos impide valorar lo que tenemos –en riquezas y en culturas- y que perdemos minuto a minuto.

El Tribunal de la Haya dijo que Uruguay violó en tratado del río Uruguay; nada más. ¿Qué se esperaba de un tribunal que es una institución básica de los modelos de desarrollo y progreso que emanan de los países poderosos, entre ellos Finlandia? ¿Por qué no se recurrió primero al Mercosur, por qué no recurrir a las instituciones de las poblaciones originarias de ambos países que son las que cuentan con una larga experiencia en el conocimiento y utilidad del río Uruguay? Son variadas las opciones “decoloniales” de estos tiempos como fueron las del siglo XIX que generaron Artigas y San Martín; paradójicamente ambos exiliados; Artigas dijo "Yo ya no tengo patria".

La lucha contra el modelo extractivista es continental, debe unir y no separar a los pueblos, debe interpelar a las clases dirigentes locales y construirse y enriquecerse como parte del legado que recibimos de los indígenas, el Sumak Kawsay (el Buen Vivir), y ofrecérselo al mundo.