viernes, 1 de enero de 2010

Encuentro de Mayo en La Rioja


Frente al autocomplaciente “festival” oficial del Bicentenario de Mayo de 1810, hace mucho que decidimos construir colectivamente entre movimientos sociales, comunidades indígenas, intelectuales de diversos mundos, artistas, científicos, periodistas OTROS BICENTENARIOS. Sin duda, este Mayo es un hito, por eso nos reuniremos en La Rioja, territorios de culturas ancestrales, caudillos rebeldes y de estas asambleas actuales que recogen toda esa significativa herencia, para ENCONTRARNOS. Será el 7 y 8 de Mayo.

Se trata de:

. Contextualizar históricamente nuestro presente; encontrarnos, conocernos; reconocernos;
• redefinir un sentido común a partir de la preservación la vida: preservar la biodiversidad, la tierra, las semillas, el agua, los cerros, las cordilleras, los glaciares…..;
• desprender-nos de la “mala sociedad” para religar-nos a pesar de las distancias territoriales, a pesar de las diferencias de nuestro origen, a pesar de nuestras historias y experiencias de vida en territorios de culturas milenarias, de europeos convertidos en colonos, de africanos convertidos en mano de obra esclava por el virreinato, de criollos y mestizos explotados, de inmigrantes venidos de los barcos…
• buscar modos y maneras otras, nuevas de producir lazos de convivencia también desde las imágenes, los pensamientos del silencio, los saberes decoloniales, la recuperación de los saberes ancestrales, la música, la plástica, la artesanía, la palabra …
• reconocer las múltiples trayectorias y sujetos emancipatorios;
• encontrar modos de cohabitar conocimientos/saberes construidos desde principios y tiempos diferentes;
• descolonizar los sistemas de justicia para buscar un pluralismo jurídico que nos permita habitar estos estados, para no dispensarlos sino forzarlos a la expansión de reconocimientos de lo que es nuestro, tanto los recursos materiales como los simbólicos (territorios y lo que el estado moderno/colonial llama derechos);
• quebrar la carcaza jurídica colonizadora que obliga a comunidades originarias a modos de vida y de producción que les son ajenos; aspirar a un pluralismo jurídico capaz de legitimar la coexistencia genuina de lo diferente;
• preservar los lugares de apego y saber que desde allí, desde esa situación de pertenencia toda “lucha es una fiesta”; sólo desde la integridad de esos lugares de apego –tanto urbanos como rurales- podremos evitar esta sistemática destrucción del presente y el futuro; podremos construir el mundo otro.